Los planes que se trazan para el nuevo año pocas veces superan el primer mes. ¿Por qué? La respuesta es simple: por la falta de planificación y promesas inconsistentes.
Otro error es no usar la fe de una manera inteligente. Muchas personas oran por el éxito económico y profesional, pero sólo hacen propósitos vacíos o, piensan en algo demasiado grande, lo cual no está mal, pero no se levantan de la silla para dar los primeros pasos rumbo a su sueño.
Una actitud muy importante para aquel que quiere abrir un negocio propio, crear o perfeccionar un producto, o incluso, subir algunos escalones en la jerarquía de la empresa para la cual trabaja, es muy obvia: estudiar. ¿De qué manera usted se volverá una especialista en lo que hace si no se dedica al aprendizaje de su área de interés?
Un ejemplo bíblico mencionado en 2 Reyes para explicarlo: a la viuda de uno de los discípulos del profeta Eliseo se le exigía el pago de las deudas de su marido. En aquella época, si alguien moría y tenía una deuda, los acreedores podían llevarse como esclavos a los hijos del deudor. La mujer temía que eso le sucediera y fue a preguntarle a Eliseo qué debería hacer.
Eliseo le preguntó a la viuda qué es lo que tenía de valor en su casa. Ella creyó que no tenía nada, pero recordó una vasija llena de aceite, que era un producto muy valioso en aquel entonces. El profeta le ordenó que tomara la mayor cantidad de vasijas que consiguiera prestadas por sus vecinos y que colocara un poco de aceite en cada una de ellas.
El aceite de aquella única vasija se multiplicó milagrosamente y la viuda llenó todos los demás recipientes. Con tanto aceite valioso pudo pagar su deuda, seguir con sus hijos y aún sobró aceite que fue utilizado para el sustento de todos.
Ella tenía un recurso que subestimaba: el aceite. Pero al usar la fe, simplemente, hizo lo que tenía que hacer, no cuestionó, no dudó, no dio excusas ni se quejó de la situación.
Soñaba con tener mi casa propia, pero no tenía condiciones para pagar
“Soñaba con tener mi casa propia, pero era imposible ya que los Bancos me pedían un valor de entrada y no tenía condiciones para pagar.
Buscaba en varios Bancos y agencias que me pudieran ayudar, toqué en varias puertas y todas me decían que no podían, ‘regrese cuando tenga el valor de la entrada’, pero no me desanimaba y seguía en la lucha. Participando en el Congreso para el Progreso, determiné que tendría mi casa y con el paso de los días llegó la confirmación; recibí una llamada de una agencia, en la cual me dijeron que todos mis documentos estaban en orden y que podía buscar la casa que quisiera, sin necesidad de un valor de entrada. Dios preparó todo, cada detalle. Hoy tengo la casa que tanto soñé, gracias a Dios”. Sra. Carolina Fernandes
¿Las puertas en su vida económica están cerradas, ya ha intentado de todo y está cansado de vivir en la miseria?, participe este lunes del Congreso para el Progreso, porque las Puertas que Dios abre, nadie las puede cerrar. en la Av. de Las Américas 305, norte de Guayaquil o en la Iglesia Universal más cercana a su hogar, a las 7H, 10H, 12H, 15H y especialmente a las 19H.