“Y en los postreros días, dice Dios, derramaré de mi Espíritu sobre toda carne, y vuestros hijos y vuestras hijas profetizarán; vuestros jóvenes verán visiones, y vuestros ancianos soñarán sueños”. Hechos 2: 17
Es común ver a muchos jóvenes sin ningún tipo de visión o perspectiva en la vida, la mayoría pasa prácticamente todo el tiempo con el celular en la mano, debido a lo cual, tienen serios problemas de concentración en los estudios, los que luego abandonan por falta de definición, otros no quieren trabajar, ni hacer nada y es de esa manera que el mal consigue entorpecer a la humanidad, sin embargo, la Palabra de Dios enseña que cuando un joven recibe el Espíritu Santo, éste pasa a tener visión de una nueva perspectiva de vida.
El pasaje bíblico también menciona que los ancianos soñarán, actualmente la mayoría viven desesperanzados, pensando en el día de su muerte, por esa razón, la promesa del Espíritu Santo los hará soñar de nuevo, pues tendrán la certeza de que en esta vida conquistarán lo que se propusieran y luego estarán en la eternidad con Dios.
“Y de cierto sobre mis siervos y sobre mis siervas en aquellos días derramaré de mi Espíritu, y profetizarán”. Hechos 2: 18
Independiente de culturas, estrato social o religión, Dios da Su Espíritu a aquellos que creen y que Lo buscan con sinceridad. El Espíritu Santo no es dado a alguien, apenas porque la persona piensa que es buena y que lo merece, Él es dado apenas a quien cree y se entrega por esa promesa.
El Señor Jesús, antes de ascender a los cielos, prometió el Espíritu Santo, pues una persona sin Él es como alguien perdido, pero quien Lo recibe , encuentra dirección para su vida.
La frustración del pasado no existe más.
La frustración, la desilusión, el vacío y el sentimiento de soledad del pasado han sido reemplazados por alegría y paz permanente.
Desde que tengo uso de razón veía carencias y dificultades en mi familia, así como peleas, constantes agresiones y vicios.
Siempre pensé: “la vida es así mismo”, y este “razonamiento”, de alguna manera, me llevaba a conformarme con todo lo malo que había en mi vida.
Al crecer nada cambió, pasé por prácticamente las mismas dificultades, tuve problemas en mi familia y eso me tornó una mujer amargada e infeliz.
A pesar de todos mis esfuerzos seguía pasando las mismas necesidades de siempre y frustrada por eso no tenía ninguna perspectiva de cosas buenas. Cuando llegué a la Iglesia Universal, aprendí muchas cosas que antes ignoraba como: bautizarme para acabar con mi vieja naturaleza y recibir el Espíritu Santo para tener una nueva.
Aprendí a ser fiel a Dios y eso trajo muchos cambios a mi vida, aprendí a colocarlo en primer lugar, a darle lo mejor de mí en todos los sentidos.
El Espíritu Santo me dio la certeza de que no estoy sola, que cuento con la mano de Dios como mi respaldo, delante de cualquier situación. Es Él Quien me hizo soñar de nuevo y conquistar mis metas, Quien da la fuerza que necesito para continuar día tras día, Quien me da el placer de vivir.
La paz, la alegría y la seguridad que hoy tengo es gracias a la existencia del Espíritu Santo en mí, Él me llevó a superar todas las luchas que enfrenté y Quien estará a mi lado todo el tiempo.
•• Sra. Gladys Sánchez