Todo lo que el Padre me da, vendrá a mí; y al que a mí viene, no le echo fuera.” Juan 6:37.
Esta es una verdad que separa a los que son como Abel, de aquellos que son como Caín.
1. Las que el Padre envía a Jesús.
2. Las que llegan a Jesús por su propia cuenta.
Aquellos que el Padre envía son los sinceros, estos permanecen en la fe. (representan la ofrenda de Abel, la que Dios acepta).
Pero los que el Padre no envió a Jesús, son aquellos que están preocupados con su vida, y por esto, no se entregan a Dios, esperan recibir todo de Él, pero no quieren dar su propia vida, éstos presenta. (representan la ofrenda de Caín, la que Dios no acepta).
La razón por la que muchas personas no son escogidas por el Padre, es porque simplemente le prestan su vida al Señor Jesús, pero no se la entregan por completo. Vienen a la iglesia, participan de las reuniones, hasta dan el diezmo, pero al salir de la iglesia toman sus vidas y continúan viviendo como bien les parece. Así que cuando tienen problemas, lo que hacen es pedir oración, y después que los resuelven le dan la espalda al Señor Jesús, viviendo lejos de Dios.
Lo que de verdad falta es tomar una decisión como la de Abel, que escogió su ofrenda (su vida) para presentarla a Dios. Cuando Abel trajo la ofrenda, Dios vio como Abel preparó la ofrenda, y observó el cuidado y el cariño de preparar lo mejor, esto fue una manifestación de su ENTREGA TOTAL e incondicional a Dios.
Dios vio aquella ofrenda como símbolo de la propia vida de Abel, allí estaba su amor, su fe, porque estaba dando la ofrenda a alguien que él no veía.
Debemos presentar nuestra vida en sacricio vivo en el altar de Dios. Quien va hasta Jesús de cualquier manera, Dios no lo acepta. Concluyendo, podemos decir que Dios mira la intensión de nuestro corazón, y si nuestra ofrenda es aceptada, somos bendecidos; pero si es rechazada, nuestra vida seguirá incompleta y vacía.
Jesús dijo: “Dad, y se os dará; medida buena, apretada, remecida y rebosando darán en vuestro regazo; porque con la misma medida con que medís, os volverán a medir.” Lucas 6:38.
Su vida es el resultado de las ofrendas presentadas a Dios. Así que, no busque culpar a nadie por el estado en el que usted se encuentra, pues simplemente es, el resultado de como usted se ha venido presentando delante de Dios.