Recibid al débil (enfermo) en la fe, pero no para contender sobre opiniones”. Ro. 14:1
Cuando una persona está enferma, cuanto más rápido reciba el tratamiento, más oportunidades tendrá de curarse.
Las personas que poseen una fe enferma, son aquellos que conocen la Palabra de Dios saben de Su existencia, pero la vida que llevan no coincide con lo que está escrito, estos tienen fe, tienen conocimiento, sin embargo, la calidad de vida que sobrellevan es de alguien que no conoce a Dios. Por eso no consiguen ver el resultado ni el beneficio de la fe que profesan, incluso, aquella fe que dicen tener es ineficaz, lo que significa que esa fe está enferma.
Dudas, resentimientos, marcas del pasado, pensamientos negativos, este tipo de sentimientos son los que nos hacen perder la fe genuina, la que trae resultados.
Los síntomas de que usted está enfermo en la fe son: las dudas, el miedo, la angustia, las preocupaciones, la ansiedad, y la malicia en relación a las cosas de Dios, lo que le lleva a pensar que no es tan importante cumplir con lo que está escrito.
Muchos han dado oídos a malos comentarios, a cosas que han perjudicado su creencia, o sea, han dado oídos a lo que no deberían y por eso han perdido la fe.
La persona que está enferma en la fe comienza a faltar a sus deberes como cristiano, deja de leer la biblia, de orar, deja de asistir con frecuencia a las reuniones en la iglesia y se enfría espiritualmente. Dejando las practicas de las primeras obras.
Amigo lector, el primer paso para curar una fe enferma es reconocer que uno está mal, y buscar ayuda en Dios y mostrarle un sincero deseo de querer cambiar.
Así como cuidamos de la salud yendo al médico o comiendo saludable, también la fe necesita recibir cuidados para que ésta no pierda su genuinidad.