En la sociedad, lamentablemente, las personas sólo son respetadas si tienen una buena condición económica. Aunque las que tienen carácter y son honestas, muchas veces, son excluidas si no tienen algo de éxito. Esto no es algo exclusivo de la actualidad. Dicha situación se remonta desde hace muchos siglos.
Una vez, el rey Salomón relató el caso de un rey poderoso que rodeó y dominó una ciudad. En ese lugar había un hombre sabio, pero que pasaba por muchas necesidades. Con su sabiduría él preparó una estrategia e hizo algo extraordinario; liberó a la ciudad del ataque de un ejército entero. Él realizó lo imposible por medio de la sabiduría, pero a pesar de eso, nadie se acordó de él (Eclesiastés 9:14-18).
Por otro lado, aunque la mayoría de las personas rechazan a los necesitados, el Dios Todopoderoso jamás los olvida. Él insiste en levantarlos para que hagan la diferencia y todos vean que Él es el Señor. Dios hizo de Abraham e Isaac, por ejemplo, los hombres más ricos de la tierra en sus épocas. Mostró que Él es el Señor de las grandezas, la prosperidad y las victorias.
El peor tipo de limitación.
Existen dos tipos de limitación y, a diferencia de lo que usted puede pensar, la peor de ellas no es económica, sino espiritual. A veces, el problema no está en la cantidad de dinero en el bolsillo, sino en la manera de pensar. El cambio empieza cuando la persona piensa diferente en relación a sí misma. Mientras se ve pequeña, Dios no puede hacerla grande.
La sabiduría tiene que conllevar prosperidad, lo cual hará que todos vean a Dios en su vida. ¡No te detengas hasta conseguirlo!
Las deudas y enfermedades estaban acabando con nuestro matrimonio
Cuando era joven emprendí un negocio, una florería, a los pocos años la perdí, tuve que cerrar. Cuando me casé estuvimos bien, hasta que por un problema en la vesícula, en una cirugía, se me produjo una hemorragia interna y eso trajo muchas consecuencias. Estuve nueve meses en cama y comenzamos a pasar muchas dificultades económicas, mi esposo tenía que trabajar más horas y el dinero no alcanzaba. Hacía préstamos y cada vez nos endeudábamos más.
Recuerdo que veía a mi esposo preocupado, amargado y yo estaba en la cama, sin poder hacer nada.
Era una situación muy difícil y degradante para mí, porque no sabía cómo ayudarlo. Yo no podía cuidar de mis hijas y de mi esposo, era como un vegetal, mi vida transcurría en mi habitación. Esa no era la vida que nosotros queríamos para la familia.
Pero participando en las reuniones del Congreso para el Progreso, pudimos ver las maravillas de Dios en nuestras vidas, conquistamos una camioneta, recuperamos tres propiedades, tenemos nuestra casa propia, la salud fue restablecida y somos felices en familia. (Sra. Patricia Careaga junto a su esposo)
¿Las puertas en su vida económica están cerradas, ya ha intentado de todo y está cansado de vivir en la miseria?, participe este lunes del Congreso para el Progreso, porque las puertas que Dios abre, nadie las puede cerrar. Este lunes a las 7H, 10H, 12H, 15H y principalmente 19H.
Av. de Las Américas 305, Norte de Guayaquil o en