Vivir en el Espíritu es vivir para agradar a Dios, involucrándose con las cosas que Le pertenecen, percibiendo lo que es nocivo para su comunión con Él. Se trata de renunciar a aquello que nos puede impedir alcanzar nuestra salvación.
Es tomar como referencia de conducta al Señor Jesús, ya que vivimos en un mundo donde hay más facilidad de aprender lo que es malo, sin embargo, nuestro carácter y conducta no pueden asemejarse a lo que nos enseña el mundo sino a lo que enseña Dios, Quien sin importar nuestras fallas y defectos nos enseña a superarnos en nuestro interior.
Incesantemente hemos alertado a las personas sobre el por quá la importancia de recibir el Espíritu Santo
“Mas vosotros no vivís según la carne” Rm. 8:9
Esto quiere decir vivir de una forma que no agrada a Dios. No podemos vivir pensando que no tenemos que rendirle cuentas a nadie, como negando la existencia de Dios a quien sí debemos rendirle cuentas, pues sobre nuestra vida hay un Señor.
“…sino según el Espíritu”.
Vivir de esta manera nos encamina hacia la vida eterna, teniendo una buena conducta, siendo justos, rectos, dando siempre lo mejor para Dios y para los que nos rodean.
Recuerde nuestra conducta muestra si estamos descendiendo hacia al abismo o subiendo la escalera hacia el paraíso.
Siempre pasaremos por situaciones que tengamos que decidir, ante esta inquietud, siempre pregúntese si lo que vamos a decidir agradaría a Dios. Si de la forma en que trata a su cónyuge, hijos, familiares, colegas, amigos agrada a Dios.
Ante estas preguntas la voz de la conciencia que es la voz de Dios le hablará y así sabrá si ha vivido conforme a la carne o al Espíritu.
“…si es que el Espíritu de Dios mora en vosotros. Y si alguno no tiene el Espíritu de Cristo, no es de él”.
Exactamente lo que ha leído, quien no tiene el Espíritu Santo no pertenece a Dios, pues cuando Él viene sobre una persona tiene poder de tornarla una nueva criatura. Entonces ¿cómo recibir el Espíritu Santo? Entregándose 100% a Él, como Él se entregó, pues Él no acepta menos.